El 24 de octubre de 1992 moría, a los 82 años, el poeta español
Luis Rosales. Miembro de la Real Academia Española, había obtenido el Premio Cervantes en 1982 por el conjunto de su obra literaria.
La casa encendida es un largo poema que Luis Rosales escribió en 1949 y del que se dice que inaugura un nuevo género:
la poesía narrativa. El poema relata una historia completa y delinea un personaje solitario, centrado –sin rodeos, sin ampulosidades, y a la vez sin reducir la trascendencia del tema– en su estado existencial. Por lo humano de la representación y porque el poema se escribe en segunda persona, en un
tú apelativo, todos podemos sentirnos identificados con él. Como otras obras suyas, esta se caracteriza por su estilo sin adjetivos, directo, rítmico, de giros sorpresivos.
De
La casa encendida, tomamos un fragmento encabezado por el título
"Ciego por voluntad y por destino":
Porque todo es igual y tú lo sabes,
has llegado a tu casa, y has cerrado la puerta
con ese mismo gesto con que se tira un día,
con que se quita la hoja atrasada al calendario
cuando todo es igual y tú lo sabes.
Has llegado a tu casa,
y, al entrar,
has sentido la extrañeza de tus pasos
que estaban ya sonando en el pasillo antes de que llegaras,
y encendiste la luz para volver a comprobar
que todas las cosas están exactamente colocadas como estarán dentro de un año;
y después,
te has bañado, respetuosa y tristemente, lo mismo que un suicida,
y has mirado tus libros como miran los árboles sus hojas,
y te has sentido solo,
humanamente solo,
definitivamente solo porque todo es igual y tú lo sabes.
Has llegado a tu casa,
y ahora querrías saber para qué sirve estar sentando,
para qué sirve estar sentado igual que un náufrago
entre tus pobres cosas cotidianas.
Sí, ahora quisiera yo saber
para qué sirve el gabinete nómada y el hogar que jamás se ha encendido,
y el Belén de Granada
–el Belén que fue niño cuando nosotros todavía
nos dormíamos cantando–
y para qué puede servir esta palabra: ahora
esta palabra misma “ahora”
cuando empieza la nieve,
cuando nace la nieve,
cuando crece la nieve en una vida que quizás está siendo la mía,
en una vida que no tiene memoria perdurable,
que no tiene mañana,
que no conoce apenas si era clavel, si es rosa,
si fue azucenamente hacia la tarde.