jueves, 27 de octubre de 2011

Poesía en dueto

A partir de tradiciones como el hip hop, los cuentacuentos y el humorismo teatral, Diego Arbit y Sebastián Kirzner crearon el proyecto Poesía en estéreo.

Su fin declarado es aggionar el género a través de la experimentación... y lo consiguen. Vean y escuchen, si no, "Yo creo que podría ser poeta":


Yo creo que podria ser poeta - Poesia Estereo from CamiloMolfino on Vimeo.

lunes, 24 de octubre de 2011

Luis Rosales, el poeta narrador

El 24 de octubre de 1992 moría, a los 82 años, el poeta español Luis Rosales. Miembro de la Real Academia Española, había obtenido el Premio Cervantes en 1982 por el conjunto de su obra literaria.

La casa encendida es un largo poema que Luis Rosales escribió en 1949 y del que se dice que inaugura un nuevo género: la poesía narrativa. El poema relata una historia completa y delinea un personaje solitario, centrado –sin rodeos, sin ampulosidades, y a la vez sin reducir la trascendencia del tema– en su estado existencial. Por lo humano de la representación y porque el poema se escribe en segunda persona, en un apelativo, todos podemos sentirnos identificados con él. Como otras obras suyas, esta se caracteriza por su estilo sin adjetivos, directo, rítmico, de giros sorpresivos.

De La casa encendida, tomamos un fragmento encabezado por el título "Ciego por voluntad y por destino":

Porque todo es igual y tú lo sabes,
has llegado a tu casa, y has cerrado la puerta
con ese mismo gesto con que se tira un día,
con que se quita la hoja atrasada al calendario
cuando todo es igual y tú lo sabes.
Has llegado a tu casa,
y, al entrar,
has sentido la extrañeza de tus pasos
que estaban ya sonando en el pasillo antes de que llegaras,
y encendiste la luz para volver a comprobar
que todas las cosas están exactamente colocadas como estarán dentro de un año;
y después,
te has bañado, respetuosa y tristemente, lo mismo que un suicida,
y has mirado tus libros como miran los árboles sus hojas,
y te has sentido solo,
humanamente solo,
definitivamente solo porque todo es igual y tú lo sabes.

Has llegado a tu casa,
y ahora querrías saber para qué sirve estar sentando,
para qué sirve estar sentado igual que un náufrago
entre tus pobres cosas cotidianas.
Sí, ahora quisiera yo saber
para qué sirve el gabinete nómada y el hogar que jamás se ha encendido,
y el Belén de Granada
–el Belén que fue niño cuando nosotros todavía
nos dormíamos cantando–
y para qué puede servir esta palabra: ahora
esta palabra misma “ahora”

cuando empieza la nieve,
cuando nace la nieve,
cuando crece la nieve en una vida que quizás está siendo la mía,
en una vida que no tiene memoria perdurable,
que no tiene mañana,
que no conoce apenas si era clavel, si es rosa, si fue azucenamente hacia la tarde.

lunes, 17 de octubre de 2011

Leer... o tomarnos vacaciones de nosotros mismos

"La ilusión de ser otro" es lo que, para la novelista argentina Claudia Piñeiro, nos ofrece más que nada la ficción a los lectores.



Y con esa definición tituló ella el discurso que dio en el 16° Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura, realizado el mes pasado (aquí, en el blog Los niños de Japón, el texto completo). En él (y en algunos de los pasajes que extractamos a continuación), repasó los distintos personajes que, como lectora, fue "siendo":
La primera vez que recuerdo haber sido otra fue con un relato que me contaba mi abuela y que yo siempre le pedía que repitiera. (...)

Luego de ser la niña en ese día de lluvia fui muchos otros. Primero fui aquellos que encontré donde me llevaron mis maestros con sus indicaciones de lectura. Cuando supe leer, fui la que tenía en su cuarto “La mancha de Humedad”, de Juana de Ibarbourou. Y como ella dije:

“En esa mancha yo tuve todo cuanto quise: descubrí las Islas de Coral, encontré el perfil de Barba Azul y el rostro anguloso de Abraham Lincoln, libertador de esclavos, que reverenciaba mi abuelo; tuve el collar de lágrimas de Arminda, el caballo de Blanca Flor y la gallina que pone los huevos de oro; vi el tricornio de Napoleón, la cabra que amamantó a Desdichado de Brabante y montañas echando humo, de las pipas de cristal que fuman sus gigantes o sus enanos”.

Yo no tenía una mancha de humedad en mi cuarto, pero podía ser la niña que la tenía en el suyo, gracias a ese relato.

Más tarde fui la Jo de Mujercitas, nunca Amy. Aquella a la que le gustaba la escritura y se cortaba el pelo como un varón para enfrentar al mundo. Un poco más tarde me subí a un bote y naufragué; y quise matar una gaviota porque me moría de hambre en esos días en el mar pero cuando estuve a punto de comerla me arrepentí, como le sucedió al pescador de Relatos de un náufrago de Gabriel García Márquez. También fui el hermano varón de la “Casa Tomada” de Julio Cortazar, no Irene, la hermana, “una chica nacida para no molestar a nadie”.
Y así Piñeiro repasa todos los personajes (hombres, mujeres, viejos, niños...) con los que se fue identificando a lo largo de sus lecturas, mientras menciona qué libros la hechizaron desde su primera infancia.

¿Qué libros podrían decir ustedes que los iniciaron en la lectura? ¿Qué libros los embrujaron para seguir siempre deseando leer?

jueves, 6 de octubre de 2011

La sintaxis de las relaciones

¿Quieren leer una versión libre de Bartleby el escribiente (de Melville), con uno de esos personajes enloquecedores en su reticencia cortés, y a la vez con un remate siniestro a lo Irene Némirovsky en El baile? Los reenviamos al relato "Sintaxis", del blog Educación de las emociones. Aquí, un fragmento:
Él la miraba inexpresivamente y contestaba: «Como gustes». Al fin, exasperada, ella gritaba: «Se trata de saber cuál te gusta más a ti». Él la miraba como si su grito destemplado fuera la comprobación de su locura y muy lentamente, respondía: «Me gustan de la misma manera», pero con un tono tan gris y opaco que más que una afirmación, parecía un rechazo. Sin embargo, algo de verdad había en sus palabras: si mi madre se ponía el vestido azul o el blanco, nada en la helada gentileza de mi padre cambiaba. Ninguna fisura se abriría en la hermética oscuridad de su deseo inexpresivo.

Dolorosamente me di cuenta que las relaciones más profundas se estructuraban muy sólidamente en fórmulas rígidas y repetitivas: la imposibilidad de romper el lazo se manifestaba en la imposibilidad de modificar la sintaxis.

And the winner is...

El ganador del Premio Nobel de Literatura 2011 es el poeta sueco Tomas Tranströmer por sus "imágenes traslúcidas, condensadas" que nos dan "un acceso fresco a la realidad". Aquí, un fragmento poético de "La góndola fúnebre" para, o bien recordarlo, o bien conocerlo:

Y detrás de mí

—más allá de las aguas

relucientes como plomo—

la otra costa

y ellos, los que reinaban.

Seres con futuro

en lugar de rostros.

Soy llevado en mi sombra

como un violín

en su negra caja.

Lo único que quiero decir

reluce fuera de alcance

como la plata

en casa del prestamista.

miércoles, 5 de octubre de 2011

F. L. Bernárdez y un soneto sobre la utilidad de lo sufrido

El 5 de octubre de 1900, este mismo día, nació Francisco Luis Bernárdez. Poeta argentino, periodista y diplomático, autor de El buque y La ciudad sin Laura. Fue miembro de la Academia Argentina de Letras. Falleció en 1978. Recordamos aquí uno de sus sonetos más conocidos, de rigurosa (pero no difícil) rima:
Si para recobrar lo recobrado
Almendro en flor, de Vincent van Gogh
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,

si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.

Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.

Porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.