Se internan en el mundo de lo desconocido. Exploran las
visiones más extrañas. Imaginan seres fantásticos –vampiros, brujas, hombres
lobo, animales monstruosos, personas de ultratumba–, propios de las pesadillas.
En sus travesías, se hacen acompañar por el lector. Lo llevan de la mano, para soltársela lentamente en una necrópolis, en un castillo habitado por espectros o en el momento exacto en que la narración se ha poblado de temibles criaturas de naturaleza indescifrable... Son los maestros del terror, expertos en el arte de fascinar (y dejar, a la vez, temblando) a quienes se animan a asomarse a las páginas que escriben.
En sus travesías, se hacen acompañar por el lector. Lo llevan de la mano, para soltársela lentamente en una necrópolis, en un castillo habitado por espectros o en el momento exacto en que la narración se ha poblado de temibles criaturas de naturaleza indescifrable... Son los maestros del terror, expertos en el arte de fascinar (y dejar, a la vez, temblando) a quienes se animan a asomarse a las páginas que escriben.
El resplandor |
Este mes nos preguntamos por ellos. Más precisamente, por
cuáles son los autores que mejor logran erizarnos la piel, despertar nuestro terror adomercido, asustarnos al punto tal que después de cerrar el libro no nos animamos a ir al baño en plena noche...
¿La literatura de Edgar Allan Poe (definido por nada menos
que Lovecraft como "deidad y fuente de toda ficción diabólica")? ¿La del
mismo Howard P. Lovecraft, de quien regalamos un escalofriante audiolibro más
abajo? ¿La de Stephen King, sin duda, el más exitoso entre los escritores
actuales? ¿La de Joseph Sheridan Le Fanu, pionero en la creación de
ghost-stories? ¿O la de Clive Barker, autor de Hellraiser y Razas de noche,
obras que excedieron el espacio literario para presentarse también en cine,
cómics e incluso videojuegos? Tal vez la de los autores de las horribles criaturas que ya son parte de nuestro imaginario, Frankenstein y Drácula... Y si no son esos, ¿la obra de quién les mete miedo
con más éxito?
Lo conversamos aquí.