Sus años de ser profesor de literatura y enfrentarse al desafío de convertir estudiantes en lectores deben de haber inspirado a Daniel Pennac a desacomodar los lugares comunes acerca de la lectura. ¿Es obligatorio leer? ¿Le debe gustar a todo el mundo? ¿Nos hace mejores personas? Escritor él mismo, Pennac no cuestiona todas estas creencias, pero sí se permite repensarlas.
Agrupados bajo el nombre "Los derechos imprescriptibles del lector", listó (y desarrolló en su libro Como una novela) estos permisos, que citamos y comentamos a continuación:
1. El derecho a no leer.
Aceptemos de una vez que hay gente a la que leer puede no gustarle... allá ellos; dice Pennac: "La idea de que la lectura humaniza al hombre es justa en su conjunto, a pesar de que existen algunas excepciones deprimentes. Se es sin duda un poco más humano, si entendemos por eso un poco más solidario con la especie (un poco menos fiera), después de haber leído a Chejov que antes. Pero cuidémonos de flanquear este teorema con el corolario según el cual todo individuo que no lee debería ser considerado a priori como un bruto potencial o un cretino redhibitorio. Si lo hacemos convertiremos la lectura en una obligación moral, y este es el comienzo de una escalada que nos llevará rápidamente a juzgar, por ejemplo la moralidad de los libros mismos".
2. El derecho a saltarse páginas.
Si una historia (sobre todo las prosas morosas y detallistas del siglo XIX, podemos agregar) abunda en fragmentos que nos desesperan o aburren, es mejor dejarlos pasar que renunciar del todo a la obra. Así dice Pennac que hizo en su infancia con La guerra y la paz: devoró la historia de amor y descartó las páginas sobre política y estrategias bélicas.
3. El derecho a no terminar un libro.
Y así como se puede esquivar algunas partes centrales en un libro, se puede obviar su final. Para Pennac, nada (¡y menos el temor a ser juzgados como perezosos o ignorantes por otros!) justifica que leer se convierta en una obligación. Si un libro comienza a aburrirnos, dejémoslo para otro momento... o para otro lector.
4. El derecho a releer.
Dice Pennac: "Releer lo que me había rechazado antes, releer sin saltarse una línea, releer desde otro ángulo, releer para verificar, sí… nos concedemos todos estos derechos. Pero releemos sobre todo gratuitamente, por el placer de la repetición, la alegría de los reencuentros, la puesta a prueba de la intimidad. Otra vez, otra vez, decía el niño que fuimos…".
5. El derecho a leer cualquier cosa.
Sí. A leer literatura estereotipada, comercial, que repite una fórmula... si la disfrutamos. Que nadie se rasgue las vestiduras. Según Pennac, tarde o temprano, hechizados por la lectura en sí misma, daremos con textos mejores (más verdaderos, que no ocultan la complejidad de las cosas) y nos haremos adictos a ellos. Tenderemos (pero naturalmente, sin imposiciones ni vergüenzas) a buscar escrituras más auténticas y profundas.
6. El derecho al bovarismo (enfermedad textualmente transmisible).
Leer febrilmente, vibrar de emoción, obsesionarnos por un texto o personaje es válido (y no una etapa inmadura que debemos superar).
7. El derecho a leer en cualquier parte.
En cualquier parte y haciendo diferentes cosas. Tomando sol. Viajando. Caminando. Adormeciéndonos. Comiendo. Agreguen sus variantes.
8. El derecho a picotear.
Leer de aquí y de allá, varios libros a la vez. O abrir un volumen en cualquier lugar y leer con toda intensidad la página casual... para cerrar el libro hasta otra temporada. "Cuando no se tiene el tiempo ni los medios para tomarse una semana en Venecia –argumenta Pennac–, ¿por qué rehusarse el derecho de pasar allí cinco minutos?".
9. El derecho a leer en voz alta.
De poner nuestro cuerpo, nuestra voz, nuestra saliva, nuestra interpretación en la lectura. Pero también, por supuesto, derecho a leer en voz baja.
10. El derecho a callarnos.
O derecho a mantener con el texto una relación compleja, extraña, personal e intransferible. "La lectura es una compañía que no ocupa el lugar de ninguna otra y a la que ninguna compañía distinta podría reemplazar. No le ofrece [al lector] ninguna explicación definitiva sobre su destino, pero teje una retícula apretada de complicidades entre la vida y él. Ínfimas y secretas complicidades que hablan de la felicidad paradójica de vivir, al tiempo que iluminan el absurdo trágico de la vida".
Llegamos a 10 y estos son todos los derechos que el escritor francés Daniel Pennac concede a los lectores. ¿Qué piensan de ellos? ¿Agregarían otros? Y, en plan de seguir inventariando, ¿qué deberes podrían, eventualmente, acompañar a estos derechos y libertades? No ya de leer, como advierte Pennac, pero tal vez ¿de recomendar, enseñar, difundir, prestar? ¿O de nada en absoluto? Lo conversamos aquí.
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jejeje... el derecho a leer solo los títulos de cada derecho
ResponderEliminar¡Por supuesto, Christian! Si se puede leer con libertad (ojeando a gusto e interés) las grandes obras de la literatura, claro está que este blog también...
ResponderEliminarLa practica de la lectura puede llegar a ser fascinante, en sus distintos generos , podemos descubrir, inventar,imaginar y todo lo que nos permita la lectura y nuestros pensamientos y sentimientos, pero siempre hay que tener deseos de leer, nada mas.gracias por el decalogo
ResponderEliminarLeer es un derecho que debemos brindar a los más pequeños con placer con entusiasmo, emoción, aventura, compartiendo e imaginando para que sean después ellos quienes se adentren en este fascinante mundo y nos sorprendan a los adultos con sus lecturas y desde las aulas de los preescolares para iniciarlos en este camino, ese es mi fin...
ResponderEliminarMe parece que NO deberiamos, nadie, tomarnos el derecho de "prestar" una lectura que no nos fue solicitada haciendo sentir a la otra persona obligación por leer esto, por formarlo en sus pendienpes de lecturas. Leer algo debe nacer como un placer, se deba sentir que el libro nos llama, nos promete algo que queremos saber, algo con que nos seduce el título, los comentarios, el prólogo... leer es un derecho por placer.
ResponderEliminarDiscrepo. Con respeto, claro. Ofrecer una lectura es una acto de caridad. Y la caridad bien entendida empieza por los seres queridos. Obviamente todo acto de amor requiera primero pensar si al otro le va a gustar, y no encajarle lo que nos gusta a nosotros. Gustavo
EliminarCitaré a Toteking:
ResponderEliminar"Deberian prohibir los libros para que os diera morbo leerlos."
Considero personalmente un placer el tener la oportunidad de conocer las letras y realmente me deleito con la lectura, en ocasiones llegue a pensar que estaba mal el que me saltara algunas paginas de algun libro, lo consideraba como un insulto al escritor pero, el sentir que es normal que lo haya hecho en ocasiones y el que alguien tan especial lo mencione me hace sentir mejor, y aunque es verdad que algunos no se sienten atraidos a la lectura, tambien es cierto que tienen derecho a no hacerlo, pero se pierden de la sabiduria de los libros, ayudar a su cerebro a retener informacion valiosa, a viajar con la imaginacion, esa es su decision, gracias por escribir tan hermoso.
ResponderEliminarMe encanta! Amo leer, pero lo amo por la libertad de escoger lo que leo, de dejar lo que leo, de releer lo que leo, de enseñar lo que leo. Leer es uno de los actos más libres con que cuenta el ser humano, y por eso mismo los libros admiten que no se les lea. El mundo que son sigue estando ahí de cualquier forma.
ResponderEliminarMe parecen liberadores los 10 derechos enumerados. Y también, respetando el punto de vista de Anny, creo que uno de nuestros deberes es compartir nuestros libros con quien desee leerlos, pues un libro cerrado (como me dijo mi esposo ante mi colección de libros...cerrados) no está cumpliendo su función. Qué buen editorial
ResponderEliminarCoincido en que la editorial está muy buena. Gustavo
EliminarOtro derecho que debería añadirse a la lista es el derecho de robar libros a familiares o conocidos, claro, si el libro es difícil de conseguir o muy antiguo. En mi ciudad lo llamamos "robo de caballeros" jaja
ResponderEliminarLeer está muy bien pero no soporto que me pregunten: ¿ Y de qué va?
ResponderEliminarEster
El derecho a no devolver un libro prestado que nos gustó mucho!!!!
ResponderEliminarPecado mortal, si el que lo prestó lo valora también. Gustavo
EliminarComparto lo dicho por Gustavo, y es justamente por ese motivo que me he convertido en egoista, libros es lo único que no presto. Si alguien está muy interesado en mi libro, le compro un ejemplar y se lo regalo.
EliminarMarisa
El derecho a subrayar lo que nos dé la gana y a marcar doblando la puntica de la hoja
ResponderEliminarEl derecho a dormir con el libro, a viajar con el libro, a tenerlo cerca, cerquita de uno, de vivir en sus páginas, o aprender de ellas, o sufrir o reir !!! Leer es una bendición solo compartida con quienes les gusta escribir. Marisa.
ResponderEliminarPero: ¿No es un cretino el que lee Pato Donald con mas de diez años?
ResponderEliminar¿No es un histérico el que lee Hombre en el colectivo?
¿Y la que está estudiando en el Subte y de pronto solo lee mensajitos?
"Leer se debe de tal modo, que leo con mi cabeza, mi cuerpo mi todo". Gustavo
Claro querido Daniel, lo importante es leer...luego aprenderemos como
ResponderEliminarLeer con amor y por amor para dar buenos frutos, sin ser obligado ni obligar, que hace perder la esencia de la voluntad.
ResponderEliminarDerecho a no recordar el nombre del autor o del libro que tanto te atrapó y cuya historia quedó grabada en tu mente. ¿Por qué deberíamos ser diccionarios parlantes de nombres y títulos? Lo que valen son las sensaciones que las historias despiertan en cada uno
ResponderEliminarAlgunos pseudo intelectuales deberian poner atencion al punto 5, los que dicen que leer un best seller raya en la blasfemia literaria ¿Porque leer un éxito comercial me vuelve una especie de timorato mediocre? ¿No es precisamente el conocer la obra lo que nos da autoridad para criticarla? ¿Y si esa/e pseudo intelectual no la a leído como sabe que es tan mala como pregona a los cuatro vientos sin misericordia?
ResponderEliminarLuna Sol.
Estoy de acuerdo con cada uno de todos estos derechos, pero llama mi atención el derecho de picotear.
ResponderEliminarEs muy agradable poder leer algunas páginas de un libro; despues darle vuelta a un poema y por la noche retomar algún capítulo de una novela. Me gusta hacer eso, aunque cuando la lectura me atrapa no dejo el libro hasta terminarlo.
Me encanto el derecho número 6, me liberó de sentirme culpable de mis obsesiones por ciertos personajes o ciertos libros...!
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