Obra de Brian Kershinik |
Así lo revelaron George Lakoff y Mark
Johnson, cuando, luego de numerosos estudios lingüísticos, dieron cuenta de
que en lo más habitual de nuestras comunicaciones podemos encontrar asociaciones
muy arraigadas (ya naturalizadas) que evidencian el vínculo de fondo entre dos
sentidos originalmente distintos.
Por ejemplo, estamos acostumbrados a presentar las discusiones como si fueran guerras: expresiones como "ese
argumento es indefendible",
"le encontré el punto débil",
"dio en el blanco en su ataque" o "perdió la discusión" son de lo más frecuentes.
Medimos la categoría de “tiempo”, por su parte, como el dinero (en una cultura que, de hecho, paga por horas), por eso el tiempo "se pierde", "se gasta", "se gana", "se ahorra" o "se reserva". Y también se agradece ("gracias por su tiempo").
También podemos rastrear la asociación entre expresiones y recipientes, cuando hacemos referencia a palabras “con contenido" o, por el contrario, "huecas". En cuanto a las teorías y las ideas, son asociadas con distintos conceptos: edificaciones (con bases, apoyos, la posibilidad de ser débiles o sólidas, fuertes o proclives a derrumbarse), comidas (se tragan o no, tienen "mal sabor", se "devoran", "son sustanciosas") o seres vegetales (se describen como "fructíferas", se “plantan”, “ramifican”...).
Medimos la categoría de “tiempo”, por su parte, como el dinero (en una cultura que, de hecho, paga por horas), por eso el tiempo "se pierde", "se gasta", "se gana", "se ahorra" o "se reserva". Y también se agradece ("gracias por su tiempo").
También podemos rastrear la asociación entre expresiones y recipientes, cuando hacemos referencia a palabras “con contenido" o, por el contrario, "huecas". En cuanto a las teorías y las ideas, son asociadas con distintos conceptos: edificaciones (con bases, apoyos, la posibilidad de ser débiles o sólidas, fuertes o proclives a derrumbarse), comidas (se tragan o no, tienen "mal sabor", se "devoran", "son sustanciosas") o seres vegetales (se describen como "fructíferas", se “plantan”, “ramifican”...).
Pasando a los humores, funciona siempre un parámetro básico: arriba siempre es
positivo (feliz: el ánimo se "levanta") y abajo, lo contrario: se
está "deprimido" o "caído".
En lo que respecta a los países y su clase política, su economía o su sociedad, se suelen tratar como organismos: gozan de buena salud, tienen un cáncer, están corrompidos...
Y finalmente y sobre todo, la metáfora más integrada, desde Dante ("A mitad del camino de la vida", como comienza célebremente su Divina Comedia) y antes todavía, la vida como trayecto: se habla del inicio y del final de la vida, y cuando nos presentamos a trabajos presentamos nuestra "carrera de vida" (currículum vítae) u hoja de ruta.
En lo que respecta a los países y su clase política, su economía o su sociedad, se suelen tratar como organismos: gozan de buena salud, tienen un cáncer, están corrompidos...
Y finalmente y sobre todo, la metáfora más integrada, desde Dante ("A mitad del camino de la vida", como comienza célebremente su Divina Comedia) y antes todavía, la vida como trayecto: se habla del inicio y del final de la vida, y cuando nos presentamos a trabajos presentamos nuestra "carrera de vida" (currículum vítae) u hoja de ruta.
La idea subyacente parece ser que cuando tenemos que lidiar con conceptos
abstractos o complejos, nos los acercamos mediante asociaciones que nos resultan más
próximas, más asibles, más representables. Y así formamos un base conceptual
que es punto de apoyo (otra metáfora: ideas como soportes o fundamentos) de
nuestras ideas.
¿Qué otras metáforas detectan camufladas en nuestra vida cotidiana? ¿Sería
posible pensar sin estos paralelos? Lo seguimos conversando aquí.