jueves, 29 de septiembre de 2011

La normativa en debate

La edición 2010 de la Ortografía de la lengua española ha despertado —en menos de un año de vida— mucha polémica.

Decisiones como el cambio de nombre de ciertas letras:
"La letra v tiene dos nombres: uve y ve. El nombre uve es el único empleado en España, pero también es conocido y usado en buena parte de América, donde, no obstante, está más extendido el nombre ve. Los hispanohablantes que utilizan el nombre ve suelen acompañarlo de los adjetivos corta, chica, chiquita, pequeña o baja, para poder distinguir en la lengua oral el nombre de esta letra del de la letra b (be), que se pronuncia exactamente igual. El hecho de que el nombre uve se distinga sin necesidad de añadidos del nombre de la letra b justifica su elección como la denominación recomendada para la v en todo el ámbito hispánico."
o la adaptación al castellano de ciertas voces extranjeras para llegar a formas como “balé” (de ballet... por si no lo reconocen) o “pirsin” han suscitado desde antipatías tibias hasta críticas lapidarias (y no solo a la obra en particular, sino a toda la institución de la Real Academia).

Tomemos la palabra de algunos escritores. La fundamentación mordaz, por ejemplo, de Javier Marías a favor de mantener la tilde para el adverbio "solo":
"¿Por qué no permitir que cada hablante opte por “truhán” o “truhan”, como aún puede hacerlo (por suerte) entre “solo” y “sólo”, “este” y “éste”, “aquel” y “aquél”? La posibilidad de seguirles poniendo tildes a estas palabras no es para mí irrelevante. ¿Cómo saber, si no, lo que se está diciendo en la frase “Estaré solo mañana”? Si se la escribe en un mail un hombre a su amante, la diferencia no es baladí: sin tilde significa que estará sin su mujer; con tilde que mañana será el único día en que estará en la ciudad. No es poca cosa, la verdad. Por menos ha habido homicidios".
Otros autores, como Ángeles Mastretta, aprovecharon para reavivar viejas causas:
"Ya no quiero aprenderme de nuevo las contra reglas de las reglas. Ya mi litigio viene de tan lejos como el tiempo en que le quitaron el acento a los monosílabos. Fe y fue sin acento se ven horribles. Tenemos una Academia prescriptiva. Cosa de hacerle y no hacerle caso, según nos guste".
Pero no todo es negativo. Enrique Serna piensa en que algunos cambios pueden ayudar a facilitar el aprendizaje de la lengua escrita:
"Creo que la eliminación del acento diacrítico les quitará muchos quebraderos de cabeza a los estudiantes. Supongo que la intención de estas reformas es simplificar la ortografía del español, y por lo tanto, las considero benéficas".
y Antonio Ungar directamente defiende el dinamismo lingüístico, a la vez que minimiza su impacto:
"Me parece que la Academia va siempre detrás de la lógica y el sentido común de los hablantes, que son quienes transforman el idioma. No hay que tenerles miedo a los cambios, sin mezclas y cambios hechos por la gente en la calle, todos seguiríamos hablando latín. Creo que los últimos cambios ortográficos propuestos por la Academia son muy menores, casi insignificantes".
Lo interesante ahora es saber qué piensan ustedes de estos cambios. ¿Les parece que reflejan mejor la ortografía actual o que la simplifican en exceso? ¿Les parece que procuran una necesaria homogeinización de la lengua o que, por el contrario, imponen una uniformidad que no existe ni debería existir? Aquí se listan las modificaciones normativas más importantes. Y aquí escuchamos sus opiniones.

jueves, 22 de septiembre de 2011

La cereza del postre...

en esta semana de serenatas, "El rey enamorado", la serenata a María Blessing del rey con su juglar, ¡la mejor de todas (con toda la gracia de los errores que se pueden cometer al pasar de un discurso directo a no referido, que tan bien sabe aprovechar siempre Les Luthiers)!

martes, 20 de septiembre de 2011

Serenata astrológica, de Les Luthiers


Siguiendo con la serie de serenatas a Cristina García, hoy la "Serenata astrológica (carta serenatal)".

lunes, 19 de septiembre de 2011

La semana de las serenatas

En uno de los hemisferios empieza en estos días la temporada de la alegría, el romance y la música. En otro, por qué no, también.

Por eso en estos días, hasta el 21 de septiembre (y un poco más), iremos compartiendo la famosa serie de serenatas escritas e interpretadas por el grupo cómico argentino Les Luthiers, caracterizadas por juegos con el lenguaje y personajes simplones y queribles que se meten en aprietos.

Hoy toca: "Serenata tímida (canción pusilánime)"

sábado, 17 de septiembre de 2011

Quevedo definiendo el amor

El 17 de septiembre de 1580 nace, en el seno de una familia hidalga, Francisco de Quevedo, escritor español, representante del Siglo de Oro y del barroquismo español. Abusando de la figura del oxímoron (que une dos contrarios y que es propia de este movimiento) veamos cómo Quevedo expresa el tópico del amor como experiencia de sensaciones extremas, en su poema "Definición del amor":
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.

Este es el niño, Amor, éste es su abismo.
¡Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Mucho más grave, según Benedetti

El 14 de septiembre de 1920 nace el escritor uruguayo Mario Benedetti, autor de cuentos, novelas y también de poemas, como el que sigue, de título "Mucho más grave":


Todas las parcelas de mi vida tienen algo tuyo 
y eso en verdad no es nada extraordinario
vos lo sabés tan objetivamente como yo.
Sin embargo hay algo que quisiera aclararte
cuando digo todas las parcelas
no me refiero sólo a esto de ahora
a esto de esperarte y aleluya encontrarte
y carajo perderte
y volverte a encontrar
y ojalá nada más.
No me refiero sólo a que de pronto digas
voy a llorar
y yo con un discreto nudo en la garganta
bueno llorá
y que un lindo aguacero invisible nos ampare
y quizá por eso salga enseguida el sol.
Ni me refiero sólo a que día tras día
aumente el stock de nuestras pequeñas
y decisivas complicidades
o que yo pueda o creerme que puedo
convertir mis reveses en victorias
o me hagas el más tierno regalo
de tu más reciente desesperación.
No.
La cosa es muchísimo más grave.
Cuando digo todas las parcelas
quiero decir que además de ese dulce
cataclismo
también estás re escribiendo mi infancia
esa edad en que uno dice cosas adultas
y solemnes,
y los solemnes adultos las celebran.
Y vos en cambio sabés que eso no sirve.
Quiero decir que estás rearmando
mi adolescencia
ese tiempo en que fui un viejo cargado
de recelos
y vos sabés en cambio extraer de ese páramo
mi germen de alegría y regarlo mirándolo.
Quiero decir que estás sacudiendo
mi juventud
ese cántaro que nadie tomó nunca
en sus manos,
esa sombra que nadie arrimó a su sombra
y vos en cambio sabés estremecerla
hasta que empiecen a caer las hojas secas
y quede la armazón de mi verdad sin proezas.
Quiero decir que estás abrazando mi madurez
esta mezcla de estupor y experiencia
este extraño confín de angustia y nieve,
esta bujía que ilumina la muerte,
este precipicio de la pobre vida.
Como ves es más grave
muchísimo más grave,
porque con estas palabras o con otras palabras
quiero decir que no sos tan solo
la querida muchacha que sos
sino también las espléndidas
o cautelosas mujeres
que quise o quiero.
Porque gracias a vos he descubierto
(dirás que ya era hora y con razón)
que el amor es una bahía linda y generosa
que se ilumina y se oscurece
según venga la vida,
una bahía donde los barcos
llegan y se van.
Llegan con pájaros y augurios
y se van con sirenas y nubarrones.
Una bahía linda y generosa
donde los barcos llegan y se van.
Pero vos,
por favor
no te vayas.