El 22 de julio de 1972 fallece
Max Aub, escritor francés de nacimiento, de ciudadanía española y naturalizado mexicano. Siempre se lo asocia con España porque fue el país en que residió sus años de formación y porque rápidamente adoptó la lengua castellana para su creación literaria.
Fue dramaturgo, narrador, novelista, poeta y crítico literario. Nació en París en 1903, hijo de padre alemán y madre francesa, pero se instaló en España, junto con su familia, en la adolescencia. Dirigió, entre 1935 y 1936, el teatro universitario "El búho". Durante la Guerra Civil colaboró con André Malraux en la filmación de
L'Espoir (1937). Como republicano, cruzó la frontera en 1939 y fue, primero, internado en un campo francés, y luego, deportado a Argelia. Logró escapar en 1942 y se trasladó a México, donde se radicó para siempre.
En ese país latinoamericano publicó la parte más significativa de su obra literaria, como las novelas del ciclo "El laberinto mágico" (Campo cerrado; Campo de sangre; Campo abierto; Campo del moro; Campo francés; y Campo de los almendros) y varios volúmenes de cuentos. De sus cuentos breves, compartimos este:
Hablaba y hablaba...
Hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba. Y venga hablar. Yo soy una mujer de mi casa. Pero aquella criada gorda no hacía más que hablar, y hablar, y hablar. Estuviera yo donde estuviera, venía y empezaba a hablar. Hablaba de todo y de cualquier cosa, lo mismo le daba. ¿Despedirla por eso? Hubiera tenido que pagarle sus tres meses. Además hubiese sido muy capaz de echarme mal de ojo. Hasta en el baño: que si esto, que si aquello, que si lo de más allá. Le metí la toalla en la boca para que se callara. No murió de eso, sino de no hablar: se le reventaron las palabras por dentro.