domingo, 29 de abril de 2012

Animales en la poesía de Pizarnik

El 29 de abril del 1936 nace Alejandra Pizarnik, poeta argentina. En homenaje al Día del Animal que se festeja hoy en la Argentina, aquí compartimos algunas de las tantas poesías en que los animales aparecen como metáforas o imágenes:

    La mesa verde

    El sol como un gran animal demasiado amarillo. Es una suerte que nadie me ayude. Nada más peligroso, cuando se necesita ayuda, que recibir ayuda.

    Pero a mi noche no la mata ningún sol.

    ¿Tendré tiempo para hacerme una máscara cuando emerja de la sombra?

    Me pruebo en el lenguaje en que compruebo el peso de mis muertos.

    El mar esconde sus muertos. Porque lo de abajo tiene que quedar abajo.


    Como yo la quería

    Morir como muere un animal pequeño en los cuentos para niños.

    Eso tan terrible. Lleno de hermosura.



    IX

    Caer como un animal herido en el lugar que iba a ser de revelaciones.



    Tiempo

    A Olga Orozco

    Yo no sé de la infancia
    más que un miedo luminoso
    y una mano que me arrastra
    a mi otra orilla.

    Mi infancia y su perfume a pájaro acariciado.

jueves, 26 de abril de 2012

El trabajo contado por la literatura

Inspirados en el próximo feriado del Día Internacional del Trabajador, celebrado el 1º de Mayo en casi todos los países, esta vez recordamos los cuentos o novelas que tomaron el trabajo como una circunstancia definitoria en los destinos vitales de sus personajes.

Ese es el caso de Bartleby, el escribiente, ese empleado desquiciante descrito por Herman Melville, que se dedicaba a copiar documentos y a declarar, cada vez con mayor frecuencia y creciente absurdo (y sin ningún tipo de explicación -con lo que movía a total irritación tanto a su empleador como a nosotros, los lectores-), que había algunas tareas que "preferiría" no hacer... y punto: esa era toda la información que Bartleby se encontraba dispuesto a brindar. El trabajo aparece caracterizado, a veces, como espacio de emergencia de personajes exóticos; de encuentro y socialización con los otros, los raros.
Pero, también, se presenta el trabajo asociado a la pasión. Como, siguiendo con los escribidores a sueldo, el talentoso pero intratable Pedro Camacho: "boliviano y artista" (en la autodescripción del propio personaje); de "seriedad funeral" (en palabras del narrador). Pedro Camacho era el encargado de todos los radioteatros de la Radio Central de Lima, Perú, en la novela La Tía Julia y el escribidor, de Mario Vargas Llosa. Y tan en serio se tomaba su trabajo, tan obsesivo era en sus creaciones, que terminaba sucumbiendo de agotamiento mental y físico, mezclando disparadamente los distintos hilos narrativos de sus distintas radionovelas... y fracasando con rotundidad.

Y, además, el trabajo como sufrimiento, como aplacamiento del potencial personal. El paradigma: los personajes de Roberto Arlt, que se angustian por la falta de dinero: esos que esperan evadir el injusto sistema y dar el "batacazo" (inventar, por ejemplo, la rosa de cobre; una alquimia para enriquecerse de un día al otro). Y Roberto Artl mismo, resentido con su destino de escritor profesional, por encargo; de autor que no podía, como otros, permitirse la literatura como única ocupación. En el famoso prólogo a Los lanzallamas (ese en el que habla de su ficción como un "cross a la mandíbula" y de sus críticos como "eunucos que bufan"), lo dice claramente: "Orgullosamente afirmo que escribir, para mí, constituye un lujo. No dispongo, como otros escritores, de rentas, tiempo o sedantes empleos nacionales. Ganarse la vida escribiendo es penoso y rudo".

De esta variante hay otras caras posibles. El trabajo como rutina, como organismo que deglute la energía de los seres humanos. Así aparece tanto en el libro que regalamos abajo, El capote, de Gogol, y en Cuentos de la oficina, de Roberto Mariani, en cuyo relato "Balada de la oficina", es la oficina (personificada), quien tiene la palabra. E indica a su empleado:

"Ahora vete contento. Has cumplido con tu Deber. Ve a tu casa. No te detengas en el camino. Hay que ser serio, honesto, sin vicios. Y vuelve mañana, y todos los días durante 25 años; durante los 9.125 días que llegues a mí, yo te abriré mi seno de madre; después, si no te has muerto tísico, te daré la jubilación. Entonces, gozarás del sol, y al día siguiente te morirás. ¡Pero habrás cumplido con tu Deber!".

La otra dimensión muy explorada del trabajo como sufrimiento es, finalmente, ya no individual, sino social: el trabajo como explotación, y la literatura, como denuncia: el caso de Redoble por rancas, de Manuel Scorza, o Los dueños de la tierra, de David Viñas.

Estas facetas son algunas de las que emergen cuando la literatura cuenta sobre las actividades laborales o vocacionales necesarias para la supervivencia. ¿Qué otros libros recuerdan que presenten el trabajo como tema? Y ¿qué aspecto destacan? Lo conversamos aquí.

lunes, 23 de abril de 2012

De Cervantes al Duque de Béjar

23 de abril de 1616 (al igual que Shakespeare, aunque siguiendo otro calendario) murió Miguel de Cervantes Saavedra, el autor de muchas obras, pero sobre todo de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, en sus dos partes, que constituye para la crítica la primera novela moderna.

De ese famoso, indispensable y novedoso libro, extraemos su dedicatoria, en la que, como no podía ser de otra forma, Cervantes dedica el libro a su mecenas:
AL DUQUE DE BÉJAR, MARQUÉS DE GIBRALEÓN, CONDE DE BENALCÁZAR Y BAÑARES, VIZCONDE DE LA PUEBLA DE ALCOCER, SEÑOR DE LAS VILLAS DE CAPILLA, CURIEL Y BURGUILLOS
En fe del buen acogimiento y honra que hace Vuestra Excelencia a toda suerte de libros, como príncipe tan inclinado a favorecer las buenas artes, mayormente las que por su nobleza no se abaten al servicio y granjerías del vulgo, he determinado de sacar a luz al Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha al abrigo del clarísimo nombre de Vuestra Excelencia, a quien, con el acatamiento que debo a tanta grandeza, suplico le reciba agradablemente en su protección, para que a su sombra, aunque desnudo de aquel precioso ornamento de elegancia y erudición de que suelen andar vestidas las obras que se componen en las casas de los hombres que saben, ose parecer seguramente en el juicio de algunos que, no conteniéndose en los límites de su ignorancia, suelen condenar con más rigor y menos justicia los trabajos ajenos; que, poniendo los ojos la prudencia de Vuestra Excelencia en mi buen deseo, fío que no desdeñará la cortedad de tan humilde servicio.
(Más sobre dedicatorias, en el libro de regalo para los miembros del Club de Lectores).

lunes, 16 de abril de 2012

Intertextualidad en pequeñas dosis

Hace pocos días mencionábamos en facebook el debate (devenido en juicio) entre María Kodama y un autor que tomó "El Aleph" -el conocido relato de Jorge Luis Borges-, lo "engordó" (duplicó sus 4000 palabras agregando nuevas acá y allá) y lo publicó, precisamente, con el descriptivo título El Aleph engordado. Simplificando, la interpretación en torno al polémico lanzamiento fueron dos: apropiación indebida (Kodama) - intertextualidad productiva (Pablo Katchadjian, autor del experimento).

La intertextualidad es un concepto literario definido por la crítica en el siglo pasado, que se refiere al hecho de que cada texto se relaciona con otros. No hay obra cerrada y autónoma: todas evocan, de manera más o menos explícita, temas, estilos, estructuras de otras; todas incorporan -mediante la cita, la alusión, la imitación, la parodia o la ironía- expresiones artísticas anteriores. En pocas palabras, toda obra es un diálogo con otras, las pasadas y las por venir.

Aquí, dos ejemplitos de intertextualidad en la disfrutable forma de microrrelatos:

"El cuervo preparado", de Álvaro Yunque, con la célebre fábula del zorro y el cuervo

El Cuervo, subido a un árbol, estaba no con un queso según dice la fábula clásica, sí con un sangriento pedazo de carne en el corvo pico. Llegó el zorro. El olor lo hizo levantar la cabeza, vio al cuervo banqueteándose, y rompió a hablar.
—¡Oh, hermoso cuervo! ¡Qué plumaje el tuyo! ¡Qué lustre! ¿No cantas, cuervo? ¡Si tu voz es tan bella como tu reluciente plumaje, serás el más magnífico de los pájaros! ¡Canta, hermoso cuervo!
El cuervo se apresuró a tragar la carne, y dijo al zorro:
—He leído a La Fontaine.

"Lot", de Olga Harmony, de ecos bíblicos

¡Qué tedio puede llegar a padecerse al lado de un justo! Todos se divierten en Sodoma, menos en esta familia en la que tanto se teme al pecado.
Y, exasperada, la mujer de Lot prosiguió su soliloquio:
—¿Es que nada vendrá a darle sabor a mi vida?